Día Internacional de la Mujer

Día Internacional de la Mujer


En conmemoración del día Internacional de la Mujer, desde la Dirección General de Educación Superior, saludamos a cada una de las mujeres que desde su lugar aportan día a día por una mejor educación.  En esta jornada en la que se resalta la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona; no queremos olvidarnos de quienes bregan por  justicia ante tanto femicidio, violencia, maltrato real, virtual y mediático.

¡A todas muy feliz día!

Compartimos material audiovisual realizado por alumnos del Instituto Superior de Educación Artístico Musical Domingo Zípoli, en el marco de las distintas manifestaciones de “Ni una menos”, acontecidas en el 2015. Además, dejamos un fragmento del libro, “Mujeres tenían que ser”, de Felipe Pigna.

Las dos culturas más influyentes en Occidente, la que surge de los mitos griegos y la bíblica nos presentan a la mujer como una especie de maldición para esos hombres sin madres de los oscuros orígenes. Eva y Pandora guardan entre sí ciertas similitudes: ambas vienen al mundo después de los hombres, la primera incluso se origina a partir de una costilla de Adán. Pandora, llegará a aquella tierra masculina y traerá como Eva algo tan vital como la curiosidad, el querer saber más allá de lo permitido. De no mediar la acción femenina, aquellos hombres hubieran permanecido indefinidamente en el acatamiento a un orden “natural” establecido. Ambas tradiciones, que de haber surgido en América el serio mundo intelectual no dudaría en calificar de leyendas indígenas, tranquilizan los espíritus hablando de justo castigo para las desobedientes que se extiende “por su culpa” al género y a la humanidad toda. En el caso de los griegos, la apertura del ánfora por Pandora traerá enfermedad y muerte, dos condiciones humanas de finitud. En el de Eva, la expulsión de la incipiente humanidad del paraíso. Aquella curiosidad “malsana”, ese deseo vital, fue condenado, excomulgado por la Iglesia desde los finales de la Edad Antigua incrementándose esa tendencia durante toda la Edad Media. Los sucesivos concilios se encargaron de excluir a las mujeres, de remitirlas a su rol de esclavas del hombre, alabando en María su virginidad más que su maternidad, con todo lo que ello implicaba e implica. Las mujeres fueron “fuente de pecado”, “brujas”, “malvadas por naturaleza”. No hubo límites a la hora de denostar y perseguirlas. Se podría elaborar un extenso apéndice con todas las barbaridades que se han dicho sobre el género femenino a lo largo de la historia en las campeó impune la misoginia (…)

(…) Las mujeres representan hoy “la mitad más uno” de la sociedad argentina, pero han cargado y cargan con buena parte del peso de la historia de nuestro país.

Como protagonistas en todos los aspectos construyeron su identidad a través del trabajo, la cultura, los debates, las luchas políticas y sociales, la vida familiar, barrial y colectiva. Un papel que, por lo general, suele negarse o limitarse a la mención de unas pocas figuras destacadas a la hora de escribir nuestra historia, en la medida en que estas mujeres se hayan destacado en tareas, roles, profesiones u oficios definidos históricamente como masculinos.

Por Felipe Pigna, Mujeres tenían que ser. Historia de nuestras desobedientes, incorrectas rebeldes y luchadoras. Desde los orígenes hasta 1930, Buenos Aires, Planeta, 2011.

 

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